La tokenización ha llegado para quedarse. Cada vez más sectores exploran cómo trasladar activos y derechos al entorno digital a través de tecnologías como blockchain o DLT . Pero en este proceso emergen preguntas clave:
¿Estamos realmente tokenizando activos, o simplemente derechos sobre esos activos? 🤔
¿Y cuál es la diferencia? ⚖️
Tokenizar es incorporar un valor o derecho a una red digital para poder gestionarlo, transferirlo o colateralizarlo 🌍📱, de forma 24/7, instantánea y P2P. Suena potente, ¿verdad? 💥 Y lo es. Pero hay matices importantes.
👉 Cuando el activo es físico (como una obra de arte 🖼️ o un inmueble 🏠), hay que tener cuidado. Validar su existencia, titularidad o estado implica límites. En esos casos, muchas veces solo es viable tokenizar un derecho sobre ese activo: una obligación de entrega, una promesa futura, etc. 🔐
✨ Pero cuando el activo puede vivir directamente “onchain” —como el dinero 💶, los derechos de crédito 📄 o instrumentos financieros 📈— la cosa cambia. Aquí sí es posible y recomendable tokenizar el valor en sí, no solo un derecho sobre él.
¿La diferencia? Es enorme:
✅ Automatización real con smart contracts 🤖
✅ Mayor trazabilidad y transparencia 🔍
✅ Ejecución sin fricciones ⚡
✅ Seguridad jurídica para quienes adquieren de buena fe 🛡️
Tokenizar un derecho puede ser útil.
Pero tokenizar el valor es transformador. 💡
Supone crear nuevos mercados digitales que combinan tecnología + confianza en tiempo real 🧠🌐.
Entonces…
¿Por qué seguir tokenizando solo promesas, cuando ya podemos tokenizar realidades? 🎯
